El tío Tomás
Puedes escucharlo en el espacio de mi bichito.
https://youtu.be/nj0l0sBLxmc?si=17vSnh0htf-e7R8u
Todos tenemos un tío Tomás, como todos hemos tenido un pueblo
llámese Tomás, Laureano, Isidro... llámese Aurelio.
Un tío por parte de padre , madre y muy señor mío
Que no tocaba al parentesco, más que la dignidad del compañerismo.
Pertenece a un tiempo olvidado que nadie quiere recordar.
Un tiempo de vergüenza,dolor y silencio ácido.
Mientras, Llegas tras veinte años sin noticias. Con tus huevos y tú tronío.
Y sentencias sus vidas de míseras y vacías. Acusas de perder el ritmo
Vanalizas tus palabras con argumentos sacados de mongolos,
Que sin tributar en españa, venden su aversión patriótica,
Quieres vender humo donde no se quema ni el recuerdo.
Tú les crees idiotas y paletos. Ellos te ven como otro lavado de cerebro.
Y en tu magnífico esplendor sacas a tu familia a tomar algo.
Entras en cualquier tasca impregnada de ese olor amargo, que es solera del tiempo estancado,
Y como si tú fueras el dueño del más magnífico banco,
Te ofreces a pagar lo que al final son dos cervezas un mosto y un vino blanco
Con la sonrisa forzada, a veces aceptan el pago de la consumición. porque eso es un negocio.
Otras que son las más, recordando cuando eras un niño, te regalan lo servido por el recuerdo de los años que no has venido,
Y sales tú triunfador de la feria de San Isidro!, que te falta la banda de corneta y todo el teatrillo,
Pensando haber puesto las pilas al paleto y con tu limosna haber arrancado el motor del pueblo.
Llegas ¡oh marqués! a mesa puesta. Siempre tarde porque esperarte es parte de la fiesta.
Y allí está el Tío Tomás, serio,la mirada en el plato quieta,esperando al príncipe de chocolate y avena.
Delante su ración de pastillas de receta,su mismo baso arañado con dos dedos de vino avinagrado,la cubertería gastada.
El mismo esportillado plato de porcelana, y la gastada foto de su amada a su lado..
Desde siempre le acompaña en cada mesa. Desde que el tiempo se detuvo.
Y entras como si te debieran la vida, como una diba, como su dios vuelto a la vida.
Alguien que tiene la vergüenza ajena que tú ni siquiera extrañas, te informa de las normas.
Solo hay tres que hacen del tiempo algo importante, comer y cenar a su hora .
La última es que tras la cena todos se van a la cama, leen, hablan, lloran, rezan...el silencio y respeto se te implora
A las seis empieza la jornada aunque no tenga que hacerse nada, pero es el gallo quien manda.
Luego la rutina se adueña de un pueblo en el que no pasa nada.
Y De nuevo mesa y mantel. Eso ya te cansa. Y el tío Tomás en su rincón perenne. Ya vas pensando excusa para volver a casa.
Entonces envalentonado y puede que faltando el respeto a él y toda su hornada.
Osas preguntar porqué vive allí, si nada le toca de parentesco.
Hay reproches a tus lados, siseos que mandan callar.
Tú tío Tomás se termina la sopa y el vino. Nunca come más.
Guarda a su amada, lava su plato y enseres, y con un escueto hasta mañana se va.
No entiendes pero sigues de valiente, y a voz de susurro te dice alguien de tu sangre,
Qué aquel menospreciado, dió en su día nombre y firma de tu abuelo.
Salió sin saber si volvería dejando a salvo una familia.
Y cuando en vez de cuneta le regalaron trabajo, paliza, humillación y presidio calló y cumplió la pena.
Se gano de por vida su sitio en aquella mesa.
Su amada también fue presa, pasó por la abuela, madre del que ahora te susurra.
No volvió y sin ella el tío Tomás dejó de ser quien era.
tras el reproche se te deja con tu silencio, tú culpa, tú tristeza y media cena fría.
En la mañana el tío Tomás no hizo acto de presencia.
Nadie quiso abrir la puerta de la habitación por no molestar.
El tío Tomás bien temprano con su maleta cruzó la puerta,
En busca del último destino que le quedaba alcanzar.
Y allí rondo el silencio como un gato libre por las estanterías.
El tiempo era saliva de arena que se hacía imposible de tragar.
No hubo miradas acusadoras, solo un gesto para callar una disculpa.
Aquel verano terminó, tú volviste a tu rutina febrilmente enferma.
Del tío Tomás nada más se supo. No volvió.
solo se llevó aquella foto, el camisón de ella que guardaba y su verdadera documentación.
Cuentan haber encontrado su maleta de madera cerca de la vieja cantera.
Pero se desvaneció como cuando se lo llevaron durante la guerra.
Alzo mi copa al recuerdo de todos los tíos Tomás, que han servido el mundo,
Personas que han dejado mucho más que una huella en el pasado,
Ángeles si los cuales muchos no hubiéramos nacido,
Que siempre han estado ahí, como el canto del gallo, como el frescor del botijo.