Tenemos que hablar.

Tengo que hablar contigo amor.  Me corroen las dudas,
Tengo esa lucha de incertidumbre en mi cabeza, 
y necesito hablar contigo para confirmar esta certeza.
Nosotros siempre nos hemos dicho las verdades desnudas. 

Nunca hemos sido de buscar tres pies al gato.
Pero ahora no sé si será por mi impaciencia, 
o que la inanición es muy larga en apariencia,
que me obsesiono y pienso en el suicidio a cada rato.

Pero claro, suicidarse sin cumplir los objetivos...
Ya sabes lo que te digo, estar sano para donar.
Se me hace muy difícil tanto y tanto esperar, 
y mis pensamientos son cada vez menos positivos. 

Y llevo una semana tremenda de las que hacen época, 
Si fuera de los que se infligen cortes o golpes,
no habría centímetro en mi piel sin sangre o moratones, 
que para cortarse hay que ser muy valiente y yo valentía poca. 

Si fuera de los que se flagelan como los penitentes, 
probablemente no lo haría por el ruido de las cadenas.
No por el sangrado, las marcas, ni la condena,
es que los ruidos no me gustan tan estridentes. 

Si fuera de los que gustan de colgar al fresco como un salazón, 
lo primero es la dentera, que me da cuando me roza un cordón,
lo segundo lo incómodo, que no soy de colocarme ningún medallón.
Y lo de buscar un árbol cual cadalso, y el esfuerzo de trepar yo y mi bastón...

Si fuera de los hormiguitas que guardan pastillitas para cualquier mal, 
Podría preparar una tortilla de lorazepam, o jugar a los sabores de distintos compuestos,
Pero si cae mal y te llevan a tiempo, después de vomitar que tú sabes la fatiguita que da eso, 
Se te queda la cara de tonto y encima que señalan con el dedo, y dicen ahí va el subnormal.

Si fuera de aquellos que les gustaba volar,
y se pasaban buscando un buen puente por derecho, 
Algo así como el de Ronda que de caída tiene un buen trecho, 
Pues mierda para mí. Ahora le han puesto barreras que no se pueden trepar. 

Si fuera de los cobardes que al volante buscan acabar con su ruina, 
de paso matando así otros que no venían al cuento,
digo yo que si hay un más allá y un pensamiento,
te tienes que sentir muy miserable, cuando para matarte acabas con otra vida. 

Si fuera yo de los que se esconden detrás de una botella.
Lo primero es que salvo el ron, el alcohol no me hace chiste,
y que para matarte, hay que echarle tiempo y darle tela al alpiste.
Y que te gastas una pasta para terminar oliendo a zarigüeya. 

Si yo fuera de los que tienen escopetas, pistolas, o cualquier cosa que dispara.
No creo yo que los usara para quitarme la vida. 
Cuando un arma se dispara, hay que estar seguro donde vas a hacer la herida, 
no sea que a parte del susto, solo te vueles media cara.

Si yo fuera de los que lo hacen todo a lo loco, y cogen la primera manera que les viene a la cabeza, 
probablemente sería un poco como chocar la chorla, como los carneros contra una esquina. 
Coger carrera y lanzarme sin miramientos ni aspirinas. 
Pero si fallas en el sitio y no das bien en el canto, a lo peor fallas, te rebanas una oreja o recoges el gusto a la berza.

Si yo fuera de los que por vagancia, o por gustarles el tren, me tumbaba en las vías,
Y que este mismo me hiciera picadillo, (por un suponer), un Talgo.
A mí me daría lástimita toda esa gente, que tendrían que buscar un rato largo.
No te digo nada si es el ave. Ahí te tienen que buscar durante días. 

Si yo fuera de esos que van buscando que les muerdan serpientes o bichos venenosos, 
lo primero que tendría que vencer es el miedo y el asco.
Lo segundo buscar algo que sepa que si me muerde la casco. 
 Y buscaría un zombie. Pero con mi suerte, acabaría mordido, por un gorrilla sin dientes de esos asquerosos.

Mira amor. Maneras de quitarte la vida hay un montón. 
Si te pones a buscar encuentras mil formas de irte al otro lado. 
Y yo por desgracia, por lo prometido, y porque estoy a carajotado. 
He tenido que buscar la inanición, cuando siempre he sido un tragón.

Y cuando me da el siroco de la ansiedad, 
Ahora que por fin he conseguido comer poco, un par de yogures nada más, 
Pues me cojo y me como un kilo de arroz cocido a ver si llego a reventar. 
Pero chica que no le cojo asco. No te puedes empachar ni se te quita la necesidad.

Y así llevo por lo menos siete o ocho días. 
Hinchándome el estómago a base de arroz, agua, yogur,  o gelatina.
Lo que hace tres semanas iba por la calle que parecía una canina, 
Ahora parece que me he comido 400 kg de acedías.

Y la cosa es que tampoco cojo peso. Vamos que me he quedado en los 113 kilos en canal.
A ver si conseguimos con el psiquiatra, encontrar algo que me quite la ansiedad, 
que sea posible no me haga coger kilos, y funcione de verdad.
Que tú sabes que todos estos antidepresivos te hacen engordar, y además algunos te sientan fatal. 

Que si mareo, que si vomito, que si perdida de orientación, que si falta de equilibrio.
Coño! Lo que me faltaba. Querer morirme por inanición, 
y por culpa del tratamiento tendría que comprarme otro bastón, 
para no partirme la cara al bajar los tres escalones de mi edificio. 

Y luego verás otra vez, para volver a coger una tónica descendente. 
Que a mí la tónica nunca me ha gustado, y sé que me va a costar carro y carreta.
Porque si quiero donar, todo eso al cuerpo afecta.
Y no quiero romper mi promesa, por esta maldita ansiedad indecente. 

Así que te quiero pedir algo que sé, que puedes hacer desde donde estés. 
Mándame sofocos, mándame llorera, dolor, sufrimiento. El tormento de un desgraciado.
Mándame algo que me enferme. Que me vuela aciago
Que el ansia no me deja vivir, y tampoco morir por este estrés.

Ayúdame vida mía a frenar la ansiedad,
Que como mucho y mal. Duermo poco y a saltos. 
Que salto  de los mareos a un llantos.
De la mala leche a la oscuridad. 

Y aunque he intentado darle un aire sarcástico, 
Este poema es una súplica a mi condena.
Que de verdad me quiero ir pero a mi manera. 
Suicidarme no es justo y si dramático.

Que no es lo mismo quitarse la vida que irla apagando. 
Aunque el final sea el mismo. 
El concepto es cuidar al organismo. 
Y poco a poco dejarse ir, y aprovechar lo que detrás se va quedando. 

Yo lo tengo muy claro mi amor. 
Pero es un proceso muy largo y se me hace bola. 
Y lo tratan como el suicidio, mismo tratamiento, misma pirula.
Para el suicidio alivia no pensar aunque el cuerpo pierda el valor. 

Y es lo que en mi cabeza no deja de  manifestarse, 
No quiero la misma medicación, solo algo que me ayude con la ansiedad. 
Que yo no quiero mejorar. Quiero írme de verdad. 
Pero con la opción de un cuerpo que pueda utilizarse. 

No quiero medicamentos que devalúen el valor de mi organismo. 
No me importa enfrentarme al dolor, al sufrir. 
No me importa si hay más maneras de seguir. 
Quiero que se respete lo que deseo hacer conmigo mismo. 

No pido que me ayuden a morir como si fuera caso terminar. 
Pedí la eutanasia porque el proceso hay que iniciarlo de alguna manera.
Solo quiero que no me pongan más barreras. 
Que no devalúen mi cuerpo, que me dejen tranquilo hasta el final. 

Que me ayuden a mantenerme sano para esa función. 
Yo ya tiré la toalla hace tiempo. No quiero alargar el sufrimiento. 
Solo quiero terminar ayudando si es que puedo, con lo que tengo.
Y marcharme más feliz .No quiero que me busquen ilusión. 

Si conoces quién pueda ayudarme a que entiendan mi porqué,
Que le digan que no pido su ayuda para terminar, 
Pido que me ayuden a mejorar,
De terminar yo me encargaré. 

Que no se preocupen. Que no pido una inyección letal. 
Ni tampoco quiero fármacos psicotrópicos, 
Ni encierros en balnearios, clínicas mentales, ni esos tópicos.
Pido que cuando llegue el momento me lleven al hospital.

Que me ayuden a gestionar lo que yo no puedo. 
Que hablen con los departamentos de donaciones. 
Que pongan en funcionamiento la maquinaria y todos los escalafones. 
Para que cuando yo fuera al hospital estemos aún a tiempo. 

Que quiero que saquen mi corazón si es válido aún latiendo. 
Que mis pulmones puedan aliviar a quien como tú lleva una vida de sufrimiento, 
Que mis riñones pasen a uno o dos receptores, que llevarán esperando mucho tiempo.
Que mi hígado, bazo, páncreas, lleguen a buen puerto. 

Que todo lo aprovechable se utilice con buen criterio y sentido.
Y que la maquinaria una vez haya llegado a realizar mi sueño, 
Que no me agradezcan a mí, si no a su dedicación y esfuerzo.
Que yo solamente soy un cuerpo y me voy muy alegremente y muy querido.