Lo siento.

Aquí estoy un día más. Por desgracia un día más compañera. 
Y no voy a fingir que haya sido ni bueno ni mediano,
Porque el estrés y la agonía hoy han hecho brecha en mi defensa entera.
He comido como si tuviera nueve estómagos, queriendo reventar y acabar la partida por la mano.

Si en vez de comer hubiera sido beber barriles de ron, el coma etíligo sería mi salvación, 
Pero no chica. Tuvo que ser de pollo y arroz. De pan bimbo y aceite. De queso y yogurt. 
Y no pasó como por los chorizos. No conseguí atiborrarme y aborrecer. Y culpable de mi acción, 
Me puse a limpiar y a recoger la habitación que está desmontada, avergonzado de mi actitud.

Te cuento esto muy a mi pesar, que ya son varios los días que no varía mil para arriba ni para abajo la báscula. 
Y se hizo de pronto la noche, llegaron las nubes de tormenta, intenté reventar. De verdad, quería reventar.
Nos son buenos días amada mía. No lo son para nada. Tengo unas ganas de salir para adelante nulas. 
En mi cabeza no deja de haber poniente y levante. Nubes de tormenta que no terminan de explotar. 

Que por más que intente hacer cuanto me dicen, y ser sereno, persona calmada, 
Aunque me acuerde del "no rompas cosas " que casi se hizo himno, no puedo más amor mío, no puedo más. 
Y cometo locuras como salir a caminar cuando sé que no me encontraré a nadie. O voy a comprar y no compro nada. 
Me siento en un cualquier banco de un parque, aunque la sombra no le dé bien larga la mañana. 

Qué difícil se hace tener que sobrevivir porque te dicen que tiene que ser así. Que no está bonito hacerlo al revés. 
Que le eche cojones, que solo son problemas de actitud y las ganas son lo primero que hay que aportar. 
Y eso en mi cabeza resuena a choteo. A chiste de Paco de Gandía. A la coña del mes. 
Y el Levante se vuelve poniente otra vez, y ahora en vez de soplar para el frente, sopla para jorobar. 

Otro maldito día que sigo entre los "vivos". Y  encima sintiéndome culpable. No se vayan a ofender. 
Callo por no faltar, por no parecer rebelde. Guardo silencio por prudencia. 
y noto como se me enquista entre en mi pecho y la garganta, un grito que me cuesta mucho retener. 
Un maldito grito de súplica. Que tengo que callar porque me puede llevar a la audiencia.

Aquí estoy otro día más compañera, con las mismas ganas de morirme, con las que me dejaste.
Y hoy más culpable que nunca, porque he perdido la batalla que llevo desde marzo peleando. 
Ya sé que esto es bajón repentino. Puede que mañana esté mejor de todo este desastre. 
Pero hoy amor mío me siento escoria. A estas alturas yo ya tendría que estar acabando. 

Sin embargo no consigo hacerme fuerte. No me ayuda la paciencia, la cobardía, el dolor.
No sé si es por el mal dormir, o por este maldito calor, que me desespero con mucha facilidad. 
Creo que voy por la izquierda y realmente camino a la derecha, o en vez de subir bajo. Voy perdido mi amor 
 como si estuviera en enero y aún no hubiera llegado Navidad, cómo si mintiera cuando digo la verdad. 

No puedo más tesoro mío. Se me hace pura agonía no querer respirar cada día y tener que aspirar.
Y busco, y leo, me informo y pregunto, las mil y una maneras de poder parar mi corazón. 
Sin romper mi promesa. Sin llegar a lo fácil. Encontrar la manera de poder terminar. 
Sin hacer a nadie culpable, ayudando a quien pueda, pero cuando antes mi amor. 

Te amo mucho. Lo siento. No puedo más.