Cuatro meses sin tí. Toda una vida.
Nací por tí. Lo supe desde el primer día.
Yo me dejé influir por un fisgón destino,
y al flotar por mi río, casi dar la vida,
por no aceptar que deparaba mi camino.Nacer sin un rumbo. La sombra de la utopía.
Caminar sin volver, rastreando tú esencia.
Saber que mi sino era un tren que nos unía.
A vivir el más bello sueño, en tu presencia.
Nací por tí. Lo supe desde el primer día.
Mas yo vivía tras mi máscara ceñida.
Un telón de teatro que mi "yo" , cubría.
Escenario que se llevó más de una herida.
Mientras, sin yo saberlo, pisaban tu aroma,
destrozándolo como se pisa un alacrán.
Tú miedo, y el verdugo que no perdona.
Tu escenario lleno de heridas que se unirán...
..en un grito callado. En lágrimas para poder reforzar,
una muralla que amortigüe el golpe.
O los desvíe buscando tu nombre. Callar.
Apretar fuerte. La dignidad con paso torpe.
Y pintar de cal el moratón nuevamente.
Y reir la gracia. Agradecida madre.
Y arrastrar por el fango tu duro presente.
Un hijo duele más, que un cabrón que ladre.
Dueña de ninguna llave del propio infierno.
Precioso jarrón de porcelana invisible.
Máscara de pedernal tapando el averno.
Trabajadora de bar, sonrisa apacible.
Yo vivía con ignorancia mis demonios.
Mis cuernos. Mis decepciones.Mi oscuridad.
Volví a ser un cero sin patrimonios.
Una llaga ardiente. Un capado sin piedad.
Nací por tí. Lo supe desde el primer día.
Yo intentaba simplemente desaparecer.
Deambulaba sin concierto, sin color, sin vida.
No comer, hablar lo justo, y mucho café.
Ser uno más con lo que me rodea.
Ser el pasto, pino, encina...tierra seca.
Ser un alto en el camino, una gárgola en una piedra.
Un recuerdo olvidado. Una boca reseca.
Gárgola impertérrita que otea el horizonte.
Sumirme en sueños profundos los insomnios.
Sin saber ni importar donde germina el norte.
Sin esperar nada de la vida, ni demonios.
Y al entrar en aquel bar cercano al trabajo.
Noté tu magnetismo, tu fuerza y energía.
Se alimentaba mi corazón ultrajado,
Era allí. lo sentía. Manantial de alegría.
Y tú me fuiste curando las yagas y heridas,
yo te fui dando la fe que tenías perdida.
Nuestras llaves del corazón bien escondidas.
Conmigo te sabías bien cuidada y querida.
Nací por tí. Lo supe desde el primer día.
Al tiempo todas mis llaves te fueron dadas.
Tú, la escalera que sacó, bella utopía,
este alma maldita, del pozo de la nada.
Y ascendí como un fénix ardiente y vivo.
Alimentado por el poder que portabas.
Y en mi ascensión mi amor, te llevé conmigo.
Tú, sin miedo a mis llamas, prieta a mís espaldas.
Cabalgan libres dos corazones, dos almas.
Con la amistad floreció ternura y afecto.
Los títeres cortaron sus hilos! Dan palmas!
Hacen de sueños, un amor. Nuevo proyecto.
Y tomándose la vida como montera.
Hicieron nido lejos del dolor y agonía.
Volaron muy alto. Llegaron a la Frontera.
Risa, bailes y acuerdo de vivir cada día.
El tiempo se enfundó la ropa de alegría.
Las heridas sanaron. El placer, hermoso.
Nací por tí. Lo supe desde el primer día.
Éramos amor y ¡Ay karma caprichoso!
!Qué no está echa la miel, para bocas necias!
¡Qué el ser feliz siempre tiene un enorme pago!
Y lo que un día fue dicha y sus esencias.
Nos borró la sonrisa con un viento helado.
¡Karma maldito, despreciable y enemigo!
¡Qué podridos hilos, usaste para atarnos!
Dejaste el sueño, despreciado y herido.
Pasamos de volar, a Ícaro sentenciado.
Dejamos el futuro mal aparcado.
Vivimos un presente de paciencia y miedo.
Tú, pasaste de ser el nervio, a un vado.
Yo, inútil soldado sin armas. Consuelo.
La frontera se nos hacía ya muy lejos.
Y el volar lo cambiamos por los tratamientos.
El nido lo cambiamos por el piso viejo.
Cama de hospital, el nuevo entretenimiento.
Vestímos el miedo con coraza sumisa.
Luchamos contra la tristeza con valentía.
Bailábamos entre fogones, ya sin prisas.
Y cada beso el mayor premio del día.
Nací por tí. Lo supe desde el primer día.
Y a medida que aquello avanzaba, más reímos.
Éramos jueces de carnaval y su alegría.
Éramos uno y no dos. Así seguimos.
Éramos y somos. Para mí no hay medida.
Pero la parca nos adelantó un día.
Y se quedó esperando paciente en la esquina.
Tú fuiste a buscar donde haremos nueva vida.
Tu alma en paz y muy tranquila, alzó el vuelo.
Ahora energía. Del orbe inquilina.
Yo, espero paciente desde el suelo y el duelo,
reunirme de nuevo. Que el amor no termina.
Nací por tí. Lo supe desde el primer día.
Y por tí, sin miedo ni dudas moriría.
Te encontraré allí donde estés vida mía.
Un trozo de mí esta en tí. Esa es mi guía.