¿Qué puede importar vivir si no tienes un motivo para ello?
¡Qué no me gusta nada de lo que estoy escribiendo!
¿Acaso yo he nacido para poeta?
¡Si no soy más que un tío que se está hundiendo!
que ni normas ni tiempos de los versos respeta.
¿Qué sabré yo de poesía?
¡Qué sabré yo de la escritura en general!
Que si digo que se escribir engañaría,
No eres poeta si no te sale de forma natural.
Simplemente busco expresar mis pesares,
porque las otras artes ahora me son esquivas,
No salen versos en todos los lugares.
Como tampoco se dan besos en todas las esquinas.
¡Qué sabré yo de encontrar el momento
de pararme y ver al amor caminar!
Si desde que perdí el mío solo soy un lamento.
Una mera sombra que no quiere despertar.
¡Qué sabré yo de la vida!
Si no he vivido una guerra...
¡Qué sabré yo de la alegría!
Si mi cuerpo va pidiendo tierra.
¡Qué podrá salir de un cerebro carcomido
si todo lo que pienso es simplemente tristeza!
Si prefiero vivir escondido,
hasta que forme parte de la naturaleza.
¡Qué puedo saber yo ahora de el llanto y de la amargura!
Si no soy nada más que carne y hueso.
Que el sentimiento que yo tenía, el amor, y la ternura,
han perdido la dirección donde dejar un beso.
¡Que sabré yo de echar en falta a mi compañera!
Pues me levanto, me acuesto y me vuelvo a levantar,
Y el maldito sufrimiento no encuentra frontera,
ni más pensamiento que volverte a encontrar.
¡Qué sabré yo de la soledad y del vacío!
Si desde que me dejaste no he vuelto a estar vivo,
cuando miro al espejo sé que ese cuerpo no es mío.
¡Qué sabré yo del amor, ni de nada de lo que escribo!