Porque todo tiene un comienzo.
(Presentación informal, sobre quién es la musa que inspira, este pequeño trocito de amor compactado en letras).
En esta primera charla, no nos vamos a extender demasiado, porque me interesa que sepáis de qué se trata el motivo de este blog.
Quiero que conozcáis a la persona que bajo seudónimo va a hablar conmigo y me va a comentar ciertas cuestiones, a través de las cuales vamos a ir creando una historia.
Será una de esas historias de amor apasionado, de aventuras, de duelos infinitos a espada, y que por supuesto nunca terminan bien...
No te voy a comentar mucho, porque me gustaría que me acompañaras a conocer a quien para mí es la mejor persona parida por una madre, y una de esas personas de corazón puro, que se encuentran muy poco a lo largo de la vida.
Siéntate y escúchame porque merece la pena conocerla.
Como todo tiene un comienzo, la persona motivo de esta conversación, también tuvo su tiempo de nacimiento, pero en ocasiones la historia comienza torcida. Es lo que se llama nacer a contracorriente.
(Ella me refirió más de una vez que su propia madre le dijo,"hija mía unos nacen con estrella y tú has nacido estrellada").
No cayó en cuna rica ni familia acomodada. Simplemente era una más del montón, que lloriqueaban al compás en la misma sala, un día de octubre allá por mil novecientos tantos.
La última en llegar a su casa y sin invitación previa.
Una de esas visitas inesperadas y molestas que por obligación, tienes que dar un sitio permanente entre lo que creías, que ya era un hogar completo.
Para más recochineo del destino, no solo no nació con un pan debajo del brazo sino que además mujer, y en mil novecientos pocos, ser mujer era casi como no ser nada.
(Los que pueden recordar aquellos años si son mujeres lo reconocerán y si son hombres por cojones también.)
Se vivía casi exclusivamente para sobrevivir. Se buscaba y se trabajaba como animales de carga, y lo que menos importaba era el sentimiento de nadie. No había tiempo. La necesidad mandaba y el hambre no tiene ritmo lento.
Su infancia fue difícil como muchas niñas de aquella época, obligadas a crecer demasiado rápido, y a crecer muy rápido, porque apenas había tiempo para dedicarse a jugar con muñecas. Lo que para algunas era vivir una infancia de juegos y risas, para ella fue hacer de pequeña ama de casa.
El resto de su prole era lo que se podría llamar, el común de la mayoría de las casas de la España de los noventa y pocos. Padre cerrado en ser padre, hermanos mayores que no tenían tiempo más que para ser hermanos mayores, una hermana mayor que por gracia del destino fue su parapeto en más de una ocasión, una madre que aparte de ser muy buena persona y muy trabajadora, era ante todo madre. Y vajilla de duralex.
Lo que yo cuento son el resultado de 22 años de conversaciones con la protagonista de este relato. Me callo nombres y callo circunstancias de momentos delicados, por expresa petición de ella. Ya que en ningún momento se ha buscado afán de protagonismo ni mucho menos de victimista.
Como irás viendo lector o lectora, no hay un proceso descriptivo y continuado a lo largo del tiempo.
Esto no se trata de escribir una novela con un desarrollo que permita al escritor colocarse en la posición de la protagonista.
De lo que se trata es de haceros partícipes en lo que ella y yo solíamos tener. Una maravilloso tiempo de tertulia, y que en estos momentos tanto echo de menos.
En algunos momentos aparecerán reseñas mías particulares, y pequeños incisos que de manera totalmente personal y así lo haré conocer, expresará mi punto de vista sobre los momentos o las cuestiones que se plantearán a lo largo de esta conversación. Ya no habrás podido observar que van incluidos entre paréntesis y con letra cursiva.
(En otros momentos verás que doy mi opinión de manera directa y puede que incluso, se origine una conversación continuada con distintas respuestas, ya que en muchos de esos casos yo también era coparticipe de la conversación o bien estaba incluido en la trama de ese mismo momento.)
No voy a entrar en términos detallados de cómo era su vida antes de llegar a contactar con la mía. Ahí me voy a ahorrar lo escabroso del tema y voy a evitar entrar en profundidad sobre actos y sucesos, que fueron realmente despreciables.
Pero sí daré una pequeña valoración personal.
(Considero que es muy ruin enamorar o engatusar a una persona, para hacer con ella no solo una familia, además un grupo de trabajo común de donde sacar el sustento familiar. Creo que nadie es quien para manipular, explotar, menospreciar, y abusar de la otra persona.
Y no me pongo en caso de que sea el hombre con respecto a la mujer, o la mujer con el hombre.
En mis propias carnes lo he vivido y no me molesta reconocer, que la mujer con la que conviví "gracias a los dioses bastante poco tiempo," hizo de mí un muñeco de trapo, que tiró a la papelera después de utilizarlo a su antojo, cuanto quiso y como quiso. )
Pero he aquí que el caso siendo al contrario, aunque las circunstancias sean diferentes, el resultado es casi similar.
Una comparsa de los carnavales de Cádiz llamados los Esclavos, en uno de sus paso dobles titulado, "ella era una marioneta", refleja perfectamente y casi de manera testimonial, cómo fue nuestro encuentro. Como nos encontrábamos. Que recelosos éramos. Cómo empezamos a conocernos, y de qué manera la vida nos puso al uno frente al otro. (Recomiendo escucharlo, es un pasodoble de carnaval maravilloso).
Se hizo la canción favorita bueno en este caso el pasodoble favorito de los dos porque parecía que contaba en nuestra vida.
Cuando conocí a Muperraka, yo era el títereado sucio, y deshilachado que se acercó sin saberlo, a otro títere que también venía de la misma manera y en la misma forma.
Tal vez por mi falta de fuerza o exceso por su parte de ella, la depresión hizo mella en mí cuando era ella la que llevaba años deprimida. Y por las cosas del destino y el cariño, aquel corazón maravilloso se apiadó de otro corazón dolido de mal vivir. Y lo recogió como quien sostiene un pájaro herido con sus dos manos, y le dio calor y protección.
Me ayudó con toda la paciencia del mundo, y sin ella saberlo, aquellas manos me habían salvado la vida.
Poco tiempo después fue ella la que tuvo que pasar por el duro proceso de la separación. Además uno de esos traumas que no dejan títere con cabeza. Hubo intervenciones de terceros porque tuvo que haberla, y salieron muchas cosas a la luz que no hicieron bien a nadie.
Esta vez fueron mis brazos los que le dieron el apoyo y la protección que ella necesitó. Y como ambos habíamos pasado juntos por la misma experiencia, aquellos los unió de tal manera que creó un vínculo entre nosotros imposible de deshacer.
(Me desconcierta, como el ser humano cuando tiene "supuestamente" una seguridad sobre otro ser humano, a veces la interpreta de una manera que recuerda mucho a los barcos negreros y a los campos de concentración. Nunca he entendido cuál es la causa por la que se cruza la línea. Porque hay una gran diferencia entre lo que fueron en un principio y en lo que se convirtieron. Hablo evidentemente tanto de su compañero en aquel tiempo como de la que era mi compañera. Dos personalidades tan iguales, con los mismos rasgos psicóticos y la misma ansia de sobreponer su criterio al de la otra persona, después de mucho tiempo me resultó curioso verlo al mismo tiempo en dos personas diferentes, de dos décadas diferentes, y de sexos opuestos.)
Mañana seguiremos con la charla, porque quiero que esto sea simplemente un punto de contacto.
Aquí se van a hablar muchas cosas que en muchas casas ocurren pero que se callan, se van a poner de manifiesto sentimientos bastante encontrados y bastante cotidianos a lo largo de la vida de una persona. Y además vamos a poner en contexto, un rasgo significativo de la capacidad que tiene el ser humano en confundir términos como la amistad, o el lío de cuernos.
Son conceptos que todos tenemos en la cabeza que muchos sacamos de contexto y a la vez creamos una incertidumbre sin valor, que muchas veces no sabemos cuánto pueden llegar a doler, incluso influenciar en la vida de las otras personas.
Gracias por sentarte aquí con nosotros un ratito y espero volverte a ver en la próxima charla.
Un saludo.