No rompas cosas
Vamos a sentarnos un ratito, y hacemos como que nos tomamos un café.
Por cierto eso me recuerda el pedazo de café que tú hacías. Siempre me comentaste que aparte de la marca era por el tipo de consistencia del grano cuando lo molías. Porque la verdad es que sacaba una cremita, y tenía un aroma maravilloso.
Y con la de cafés que yo me tomaba en aquella época, la verdad es que era casi un lujo. Muchas cafeterías hubieran tenido ganas de sacar un café como el que sacabas tú. Y luego cuando lo hacías en la la mielita se llamaba? Bueno la cafetera de toda la vida. El buen aroma café quedaba todo el día en la casa.
Además como te levantabas tan temprano para ir a poner los desayunos en el hotel, el piso olía a café y es rico desde las 5 de la mañana.
Te acuerdas aquellas mañanas de invierno cuando estaba nevando o se había pegado nevando toda la noche, que tenías que trepar hasta el hotel y dejabas ahí el paso por donde ibas e incluso yo sabía donde habías caído, donde al levantarte te volviste a caer, y hasta a veces se notaba la forma de la cabeza en la nieve. Era fácil seguirte el rastro.
Angelito mío. Y con esos veintipico largos grados bajo cero que nos pegaban en algunas noches. Te acuerdas aquella vez que tuvimos que bajar a por estas escarrilla porque había una tormenta muy grande y el coche no podía subir, que bajamos con el todoterreno y cuando fuimos a subir para arriba ya no se veía ni la carretera? Ahí te vi apurada. Y menos mal que de vez en cuando el viento hacía así y se podía ver un poquito la raya de la carretera, pero vamos que el viento nos llevaba como si fuéramos un velero. Fue peligroso. Pero como no pasó nada fue una muy bonita aventura. Eso sí, sín en el todoterreno no hubiéramos llegado ni a la primera curva.
Menos mal que tuvimos la economía en aquella época un poco arreglada gracias al dinero que sacaste vendiendo tu casa. Porque con el tren de vida que tuvimos que llevar viviendo arriba era imposible sobrevivir con un solo sueldo. Y luego tampoco es que diera mucho el masaje que daba yo de vez en cuando en casa, si hubiera estado muy bien si me hubieran contratado en el spa como teníamos pensado, porque el primer año habría estado como masajista y el segundo seguramente que ya me estaría encargando yo de llevar el spa. Hubiéramos sacado dos buenos sueldos y habríamos trabajado muy agusto.
Pero bueno las cosas ocurrieron así, y gracias a Dios teníamos ese dinero que tú tan generosamente compartiste conmigo, cosa que te agradeceré desde el corazón todos los días que tenga de esta vida y de las que vengan. Hicimos buenas amistades allá arriba verdad? Al final una pena que los ladrones del hotel fueran tan ladrones. Aquel año que cerró por la deuda aquella tan grande que tenían con Hacienda, con todo el hotel vendido hasta casi abril, ese año iba a ser muy buen año.
Para todo, porque además de los sueldos también propinas eh me venían unos buenos dineros solamente por poner cadenas a los coches, o por subir las maletas al personal.
Siempre nos quedaremos con la duda de que hubiera ocurrido aquel año, pero lo bonito fue la cena de Navidad que nos pegamos todos los compañeros y de año nuevo también. Corrupito. Como para averiguarlo.
Al final hicimos un equipo muy bueno y la pena fue que se lo cargaron los de siempre. Allí podíamos habernos jubilado más de uno. Aunque quién sabe si tu enfermedad a lo mejor ahí arriba no hubiera desarrollado. Nunca lo sabremos.
Guardamos muy buenos recuerdos de aquel hotel verdad? Es que pasaban cosas que eran de chiste. Como lo del oscar cuando empezó a patinar intentando empujar el futbolín, que casi se revienta y el tiempo empujando empapado en sudor, y no hacíadas que como los dibujos animados mover los pies en la misma baldosa. Y luego lo del chamaco. A quién se le ocurre al rumano en quien si no.
La pechá de reír que me pegué viendo al Óscar intentando recuperar el aliento detrás de la recepción, colorado como un pimiento de Padrón. Qué risas. Y él descojonado lo de chamaco también.
Y aquella peste a pies de Juan Carlos que nos echó a todos del garaje y mira que era grande el garaje! Era insoportable!
Sabes? De este tema de cuando vivíamos en Formigal vamos a tener muy buenas conversaciones, porque nos pasaron tantísimas cosas, aunque si te digo la verdad, mi temporada favorita era cuando se terminaba la temporada de verano, que nos íbamos tú y yo a dar paseos al monte, y en aquel tiempo el bosque estaba precioso. Con esos colores amarillos, verdes, rojos, y la paz que se respiraba era todo un regalo.
Luego salías un día a dar un paseo con tu rebequita y cuando te das cuenta ya volvías envuelto en nieve. De un día para otro se terminaba el otoño y empezaba el más crudo invierno. Pero una de las cosas que más me gustaba era sentarme a tu lado en el sofá, sobre todo en el piso donde estábamos encima de la luna, (que te prometí que te cogería la luna y no solo te la cogí sino que te puse a vivir encima), me encantaba eso sentarnos en aquel sofá tamalitos con la mesa camilla el viento golpeando en las contraventanas, una temperatura fuera que congelaba el tiempo, y tú y yo juntitos allí apretaditos calentitos hablando de nuestras cosas y riéndonos de todo.
Eso muy poca gente lo puede haber vivido. Porque era la felicidad al máximo exponente verdad? Una casa calentita, cómoda, que a veces se iba a la tele bueno... Para eso teníamos la baraja de cartas. O nos poníamos a charlar de cualquier cosa y nos daban las tantas.
Pero lo que nunca superará es acostarnos en la cama. Es el momentito previo de prepararte ponerte el pijama arreglarte para ir a la cama, pijama de franela, tus gotitas en los ojos, el spray de la nariz, y darnos ese abrazo maravilloso que nos dábamos en cuanto nos metíamos debajo de las mantas, y nos encantaba quedarnos así un ratito abrazados charlando en bajito, soltando alguna que otra gracieta, y en cuanto empezaban a cerrarte los ojitos te dabas la vuelta y yo me he acoplado a tu espalda y hasta la mañana siguiente.
Esa siempre ha sido mi parte favorita del día. Y yo sé que también la tuya.
Y más en aquel frigorífico con vientos racheados de ciento y pico kilómetros por hora.
Algún día contaremos hasta gente las cosas que nos ocurrían en aquel paraíso. Que por cierto, como todo donde hay dinero allá quien mete mano, acaba jodiendo lo bonito de todo. Porque mira que cuando subimos para ver donde nos íbamos a quedar eternamente, qué pena hija como lo tienen todo!
Pero bueno estuvo muy bien mientras duró. Ya seguiremos en otra ocasión contando más cosas.
Ahora aquí ya son las 10 de la noche y después de haberme levantado a las seis de la mañana, y haber dormido solamente dos horitas, no he echado un día tan malo. Salvo por los del destrozo del cuadro. ( He borrado una palabrota).
Al final conseguirás que no diga tantas palabrotas, eres muy tenaz con todo eso.
En fin nos vamos a ir despidiendo de estos señores que tendrán que irse a dormir, tú y yo nos vamos a mandar un camión de besos y de abrazos como hacemos todas las noches, y ojalá que en cuanto esta noche consiga el primer sueño, sea contigo, el segundo continúe contigo, y que no deje de soñar ni un solo día contigo. Aunque sean pesadillas si te puedo ver un poco para mí es un premio.
Que descanséis todos.