No puedo serte más sincero, amor mío.

No hay un mañana que yo quiera vivir. Así tal como lo siento, te lo cuento.
Si para ello es necesario hacerlo sin sentirte, mi amor,
no quiero seguir en este maldito mundo hostil. ¡Lo siento!
¡Qué me importa lo que me ocurra! Si no puedo sentir tu calor.

¡A quién le importa avanzar! Si aunque pudiera seguir, 
sobrevivir sin ti mi amor, es como no dejar huella. Como estar maldito.
¿Recuerdas? Es como respirar cada día sin dejar de sufrir.
¡Qué importa seguir si no es con mi compañera!¡Para mí la más bella! Mi bichito.

Ya no hay piel, ni hueso, solo llanto y agonía.
No hay importancia, ilusión, ni nada que hacer quiera.
Prefiero morir, me falta el valor. ¡Qué termine ya la vida!
Solo necesito tu amor, y si no hay de eso... !Prefiero que mi cuerpo muera!

Y ya sé que esto no es escribir. Ni y se puede llamar poesía.
Entiendo que me faltan muchos conocimientos. 
Pero no es impedimento para gritar, ¡QUE NO QUIERO SEGUIR! ¡Y LO GRITO CADA DÍA!
Cada segundo que estoy aquí, para mí es un maldito tormento. 

No escribo para medir versos.
No he venido aquí a escribir rimas. 
Solo quiero recordar el sabor de tus tiernos besos.
Y que no se me olvide ninguno. Ningún beso de aquellos días 

En los que fuí  sin dudarlo, el ser más feliz contigo amor.
Y aunque me quiero ir de manera correcta. 
Si el Alzheimer me borrase algo de tu candor, 
No llegaría a despertar de la siguiente siesta.

Lo juro por lo más preciado que tengo, que es el recuerdo de mi amada. 
Que si el maldito karma, y el Alzheimer, quieren jugar con la vida que recuerdo.
Con el cuchillo más grande que tenga me atravieso desde el pecho a la espalda. 
Y se joderá mi deseo de donar cuanto tengo. ¡Que no olvide mi cerebro y estaremos de acuerdo!

Yo seguiré cuidando mi interior para que esté en orden para nuevas vidas. 
Haré todo lo posible para que el tiempo coincida, y que la clase médica tenga su momento.
A eso me comprometo y lo llevaré como dogma hasta el final de mis días.
Con todo bien ordenado y organizado, conmigo se puede terminar con mucho sufrimiento. 

Y traer la ilusión de nuevo a la vida de quien quiera vivirla. De quien necesite sentirse vivo. 
Llevar la alegría a esas familias que pocos días antes, pensaban en perder a un ser querido. 
Y que de mí no queden más restos, que los que quiero juntar, con los que son los del amor mío.
Hacer de sus restos, los míos. De los míos, los suyos, y de los nuestros, salga un amor nuevamente unido.