Hoy no puedo hablar.
Ya dije todo lo que tenía que decir en el Cuaderno de Bitácora.
Perdón por no poder hacer otra cosa, que esconderme en la cama que compartimos, para escapar del mundo.
Déjame sumarle al efecto de los ansiolíticos, y a las pastillas de dormir, un brindis de nuestro ron favorito, para agradecer todo el amor, dedicación, compañía y amistad que me diste, llegando a hacerme inmensamente feliz.
Gracias amor mío.