Heavy metal. (rima libre)

Llevé tus guitarras en mis oídos con su ritmo violento.
Mis cadenas lucían brillantes al sol más ardiente.
Grandes melenas, flotaban libres al viento.
y un grito común de libertad entre mi gente.

Éramos la escoria, los restos, las ratas del barrio.
Nos extendimos como plaga por cada calle, por cada plaza,
Huíamos de marcas, señas, eramos clasificados zarrios,
La idea era igualdad, dignidad, razón para arrancar la mordaza.

Fuimos ejército, comuna, himno y bandera.
Temidos por los de siempre e hijos de los currelas.
Que creíamos poder ponernos el mundo por montera,
Y acabamos como nuestros padres, de mierda hasta las muelas.

Al final, sueños, ilusiones y lucha empacados en vinilo.
Juventudes que ya peinamos canas y rapados o mejor calvos,
No fuera que nos diera a la vejez, por retomar de nuevo el hilo.
Mejor domesticados, honrados, mansos curritos y callados.

Nacimos pensando que podíamos hacer un mundo mejor.
Nos torearon como quisieron al sabernos marabunta.
Nos rompieron el camino. Nos hicieron un ganado sin pastor.
Y poco a poco esperaron a qué la fogosidad terminara difunta.

Pudimos terminar con la represión impuesta. ¡Éramos la vacuna!
Pero no supimos ver lo "heavy metal" que era nuestra cuerda.
Aquellos himnos, potentes gritos, aquel clamor, es tos perruna.
El sueño, la pasión, unidad e igualdad, ahora solo son mierda.

Aquel mundo que íbamos a crear mejor,
es ahora un pestilente estercolero. 
Que no solo está peor,
Sino que muere, y el hedor tapado por dinero.

¡Ya podemos dejar de arreglar el problema en bares y terrazas!
Consiguieron lo buscado callando al hijo del currela.
Amansando al nieto del fusilado. Enfangando memorias con bocazas.
¡Déjalo ya! ¡ Qué el tiempo nos ha pasado! Sigue mirando al suelo y pon fin a esta novela.