A veces duele más. Por qué el dolor también está vivo.
Pueden pasar mil cosas a lo largo del día,
Unas tendrán una importancia casi vital,
otras por el contrario serán inocuas para la vida,
Pero en mi existencia ya no hay nada que me parezca real.
Cada lunes es como un jueves. Cada martes también sabe igual,
No es necesario siquiera levantarse, no hay motivo.
La vida se ha transformado en un simple esperar el final,
porque mis deseos y sueños se han ido.
Mientras en el reloj van pasando los minutos, y nada me importa.
Sé que no queda nada más que hacer que apagarse,
No puedo evitar que me duela está maldita vida rota,
Ya que para mí no hay nada más por que preocuparse.
Y era tan importante para mí el hacerte feliz,
que ya no había otro motivo en la vida más que procurar tu alegría,
compartir y vivir cada uno de nuestros segundos era la raíz.
Así empezaba la felicidad, y así terminaba cada uno de nuestros días.
Hay acontecimientos que se hacen inmensamente dolorosos.
Hoy en particular es uno de esos malditos momentos.
Echo tantísimo de menos tus gestos, tu mirada, tus labios carnosos,
que siento el arañazo en el pecho, esa presión en el corazón y la falta de aliento.
Mientras en la calle la tormenta hace estragos,
en mi cabeza son peores las sensaciones.
Afuera todo lo deja el granizo fusilado,
Adentro el destrozo de un amor perdido, y con él las ilusiones.
Y no hay tiempo ni medicamento que cure esta maldita herida,
porque en cierta manera yo me niego a estar sano,
Solo sanaría si estuvieras a mi lado, amada mía,
pero es imposible. Así que yo tendré que ir a tu lado.
¡Maldito sea el tiempo que a veces parece caminar parado!
¡Y yo necesito volar y no estar aquí encallado!
Cuanto más tiempo pase mas estaré deteriorado.
Cuanto más acabado me encuentre. peor será mi estado.
La tormenta afuera cesa. Llega la calma después de los estragos.
¡Qué suerte ser naturaleza!
Ahora vientos huracanados, ahora pausados.
Y no como la tormenta eterna dentro de mi cabeza.
Volveré a tomar los frutos blancos que me dan la calma.
Solo son cubrir heridas con paños calientes.
Y no sanaré hasta que me encuentre postrado y frío en la cama.
No volveré a ser feliz, lo sé, y para mí es lo evidente.
Maldita cobardía que no me permite terminar ya con mi agonía,
¿Por qué tengo que cumplir con mi promesa?
¿Por qué me veo obligado a sufrir este dolor cada día?
¿Es acaso el pago que tengo que hacer, por volar hasta ti mi vida?
¿Y cuánto va a durar esta maldita tortura?
¿Cuánta desesperación y lágrimas tengo que volcar, para que sea suficiente?
¡Qué difícil se me hace amor mío esta vida tan dura!
¡Necesito morir!¡ Necesito volver a verte!
Viernes catorce de marzo, del maldito año dos mil veinticinco. Día funesto.
A la una y cuarenta y nueve me regalaste tu último suspiro.
¡Ayúdame a cumplir mi palabra! ¡Ayúdame a ser un hombre honesto!
¡Intercede por mí! ¡Ruégale a quien sea el encargado de mi retiro!
¡Dile a quien lleve la cuenta que me anoté en la lista!
Comenta que se han dejado aquí a un muerto entre los vivos...
¡Que vengan a buscarme que se den prisa!
Que se cobren mi vida para llevarme contigo.
Que yo ya no quiero nada de este sin sentido.
¡Estoy aquí de más!
Solo hago sombra y ruido.
Y ya no quiero continuar.
Soy víctima de mi propia promesa.
Un pagador de algo que ni siquiera ha comprado.
Si hubiera callado... Si simplemente me hubiera comido toda la remesa...
Puede que ahora sería un cobarde. ¿pero a tu lado?
Porque juro que fueron tus manos las que guiaron las mías al vaciar ese armario.
Y fueron tus pasos los que llevaron los míos a la farmacia.
Tú evitaste que ya hubiera terminado este calvario,
Tú me enseñaste que tenía que aguantar la desgracia.
Y sé que lo haces porque tienes planes para mí.
Tal vez hacerlo difícil sea como tiene que ser.
Yo no lo entiendo pero lo haré, si de esa manera acabo junto a ti,
Que desde aquí no lo veo, desde ahí tal vez si lo puedes ver.
Me someto a todos tus designios y a todas tus pruebas.
Haz conmigo lo que quieras amor mío.
Dejare que me guíes por estas sendas.
Yo solo quiero volver contigo.